Visitar Alcatraz no sirve solo para ver cómo es una cárcel por dentro, sino para aprender un buen puñado de datos históricos que siempre resultan interesantes. La isla pasó a ser parte de Estados Unidos en 1847, cuando el Gobernador de California se la compró a México.
La visita de Alcatraz se realiza mediante una audioguía narrada por presos y guardas reales. Pasarás por los bloques de celdas, el comedor, el patio de recreo, la sala de visitas y las celdas de castigo
Por Roberto Ruiz
Ciudad de México, 28 de junio (ElDiario.es).- Todos hemos oído hablar de Alcatraz. Si no es porque alguien nos haya contado su historia quizá sea por alguna película, algún documental o algún libro que haya pasado por nuestras manos, pero el caso es que la cárcel más famosa del mundo se hace conocer de un modo u otro.
Es una de las atracciones turísticas más importantes de San Francisco, quizá la segunda más demandada tras el mismísimo Golden Gate, recibe alrededor de 1.5 millones de visitantes al año y si no se visita más es porque las plazas diarias son limitadas y cada día cuelga el cartel de completo.
Hoy, 56 años después de su cierre como cárcel es posible recorrer sus instalaciones, conocer sus normas, saber cómo era el día a día de los reclusos y comprender su funcionamiento. Oír las historias de los presos más famosos, los intentos de fuga frustrados o no, y ser consciente de por qué esta penitenciaría, y no otra, tiene el honor de ser la más conocida por todos.
UNA LECCIÓN DE HISTORIA
Visitar Alcatraz no sirve solo para ver cómo es una cárcel por dentro, sino para aprender un buen puñado de datos históricos que siempre resultan interesantes. La isla pasó a ser parte de Estados Unidos en 1847, cuando el Gobernador de California se la compró a México. Poco después, en 1853, empezó a ser fortificada.
En 1854 tiene el honor de albergar el primer faro de la costa del Pacífico y en 1861 comienza a recibir los primeros prisioneros, pero no fue hasta 1915 cuando pasó a ser una prisión militar como tal. En 1934, cuando pasó de las manos del Ministerio de Guerra a las del Ministerio de Justicia, es cuando oficialmente se convirtió en una prisión federal de máxima seguridad. Su ubicación, rodeada de frías aguas y fuertes corrientes la convertían en un lugar del que resultaba imposible escapar. Estuvo en funcionamiento y recibiendo los presos más peligrosos del país hasta que fue cerrada en 1963, y éstos fueron repartidos por otras cárceles de Estados Unidos.
En 1969 activistas indios de diversas tribus ocuparon la isla durante 19 meses pidiendo su reconocimiento y la reclamaron como tierra propia, pero no fue hasta 1973, a partir de que el Servicio de Parques Nacionales comenzara a desarrollar programas interpretativos, cuando llegaron los primeros visitantes a Alcatraz.
UNA VISITA COMPLETA DE PRINCIPIO A FIN
Solo hay una manera de visitar Alcatraz. Aunque la isla de Alcatraz es un Parque Nacional de los Estados Unidos, la empresa Alcatraz Cruises cuenta con la concesión para organizar sus visitas en exclusiva. Una vez que llegas a la isla en uno de sus barcos allí comienza tu recorrido por Alcatraz.
La visita se centra en el periodo en el que Alcatraz funcionó como prisión de máxima seguridad, pero no deja de lado otros momentos históricos en los que como hemos visto la isla también tuvo protagonismo. Harás el mismo camino que hacían los presos, empezando por la sala de duchas y uniformes, donde se te entrega una completa audioguía (disponible en 11 idiomas, ni más ni menos) que te acompañará y te describirá cada rincón del complejo.
La narración de la audioguía cuenta con testimonios de presos reales (Leon «Whitey» Thompson, John Banner, James Quillen y Darwin Coon) y guardas reales (Patrick Mahonery, Philip Bergen, George De Vincenzi y Ron Battles) que vivieron Alcatraz, por lo que las explicaciones y los comentarios no pueden resultar más fehacientes y estremecedores. Pasarás directamente al pabellón de las celdas, donde verás cómo era originalmente el espacio de los reclusos. Algunas de ellas están ambientadas con diferentes enseres para transmitir una idea de cómo fueron en su día.
Recorrerás la biblioteca, las celdas de castigo, la cocina y el comedor, el patio de recreo, la sala de visitas, las instalaciones de los guardas, el despacho del alcaide… prácticamente todas las estancias que estuvieron en uso durante sus años de actividad. Conocerás «la batalla de Alcatraz», una rebelión que en 1946 le costó la vida a dos guardas y a tres prisioneros, y también cómo alrededor de la cárcel, en la propia isla, se desarrollaba con normalidad la vida de los guardas y sus familias.
Los presos más famosos que cumplieron condena en Alcatraz fueron algunos como el mismísimo Al Capone, «Doc» Barker, Alvin «Creepy» Karpis, George «Machine Gun» Kelly, Floyd Hamilton o Robert Stroud «El hombre pájaro». Entre los años 1934 y 1965 pasaron por ella un total de 1576 presos, 90 oficiales y 4 alcaides, contaba con 53 normas a cumplir por los prisioneros y hubo 14 intentos de fuga. Solo uno de ellos, el que protagonizaron Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin el 11 de junio de 1962 pudo ser fructífero, ya que nunca se dio con ellos y hoy, 57 años después, se les sigue considerando fugitivos. La película La fuga de Alcatraz (Escape from Alcatraz, de 1979) y protagonizada por Clint Eastwood, cuenta con detalle todo su plan de fuga. Sus celdas están recreadas hoy en día en Alcatraz.
CÓMO VISITAR ALCATRAZ
Si quieres visitar Alcatraz habrás de hacerlo a través de Alcatraz Cruises, sí o sí. Eso sí, podrás elegir entre diferentes tipos de visitas. El precio por adulto de la visita normal es de 39.90 dólares y eso incluye el trayecto de ida, el tour en la isla y el trayecto de vuelta. La ida tiene una hora concertada, pero la vuelta la puedes realizar cuando quieras.
Las entradas se ponen a la venta en la web de Alcatraz Cruises con 90 días de antelación y tienden a agotarse con cierta rapidez, sobre todo en temporada alta. Llegar a San Francisco e ir a preguntar a las taquillas de Alcatraz por si queda alguna entrada es casi imposible que dé buen resultado, por lo que con cuanta mayor antelación reserves tu entrada… mejor. No tendrás más que acudir al Pier 33, recoger tu ticket, zarpar hacia la isla y disfrutar de la visita de la cárcel más famosa del mundo.